Fue durante el atardecer, salí a caminar un poco, hacía frío, pero sabía que después de un rato iba a volver al calor del hotel, por lo que no me hacía mal estar afuera, respirar ese aire fresco de montaña, escuchar el ruido de la nieve con mis pisadas, y ver este espectáculo de la naturaleza. Cuando el sol pintaba la cresta del cerro.