Salí a caminar durante la nevazón, poco se veía de a ratos, me había puesto raquetas para la nieve, antiparras y harto abrigo, es verdad que a ratos me daba calor, pero en verdad prefería tener calor que estar muerto de frío, ya que cuando uno para a tomar la foto, sólo se pierde ese preciado calor que uno puede haber generado. La composición de esta foto me recordó a una que tomé hace un par de años en Caleta Josefina en Tierra del Fuego.
Fue durante el atardecer, salí a caminar un poco, hacía frío, pero sabía que después de un rato iba a volver al calor del hotel, por lo que no me hacía mal estar afuera, respirar ese aire fresco de montaña, escuchar el ruido de la nieve con mis pisadas, y ver este espectáculo de la naturaleza. Cuando el sol pintaba la cresta del cerro.