Las hojas ya se habían puesto de colores. El día estaba heladísimo, pero dentro de este bosque de Lengas la temperatura era más alta que en el exterior, la barba de viejo creaba un escudo contra el frío. Los pastizales afuera estaban congelados, pero acá estaba para quedarse mucho rato. La flora iba desde hongos diminutos hasta los árboles impresionantes. Nos habríamos quedado días allá adentro, pero había que seguir.